-¿Me llamarás? - pregunto ella ilusionada después de aquella noche.
-Si, claro. - contesto él despreocupadamente.
Los dos sabían que no era verdad, los dos sabían que era juego de una noche pero ninguno de los dos reaccionó sinceramente. Todos mentimos, somos unos mentirosos, pero solo algunos dicen suficientes mentiras para que los llamemos por lo que son.
-Si, claro. - contesto él despreocupadamente.
Los dos sabían que no era verdad, los dos sabían que era juego de una noche pero ninguno de los dos reaccionó sinceramente. Todos mentimos, somos unos mentirosos, pero solo algunos dicen suficientes mentiras para que los llamemos por lo que son.
