No te odio, ni lo haré nunca. Solo finjo odiarte porque es mas fácil que admitirme a mi misma que te sigo echando de menos

18 abril 2011

No sé porque razón o motivo todavía sigo esperando que vengas y me digas toda la verdad, aunque no te vaya a creer ni una sola palabra, sigo esperando que seas sincero. Son esas pequeñas cosas que aunque el otro no se de cuenta, a uno le importan mucho. No estoy pidiendo nada que sé que no podes darme, solamente un momento para entenderte y que me entiendas. Un momento para que exista un “nosotros”, aunque ya lo hayamos perdido. Un momento en el que solamente de tu boca salgan verdades; ¿acaso es mucho pedir? Tengo mis defectos y cometí  mis errores, pero todos merecen la verdad. Aunque ya no sé que es la verdad, porque la vine esquivando hace mucho, estoy segura de que es lo último que necesito para darle fin a algo una vez en mi vida. Así que seguiré esperándote






Todos tenemos un monstruo o un fantasma adentro que no nos gusta, entonces creamos un sistema de seguridad para que no se note. Mantenemos el monstruo agarradito para que no salga ni se vea. Pero a veces el sistema de seguridad falla y el monstruo ingresa, y ahí quedamos expuestos. A veces eso que tanto queremos ocultar queda a la vista y nos avergüenza. Nos sentimos desnudos, sentimos que todos ven lo que en verdad somos, y somos algo que odiamos.
Como si hubiera un Mr. Hyde en nosotros, como si el verdadero ‘yo’ fuera otro, y eso asusta. Nos asusta que falle el sistema de seguridad, que Mr. Hyde se desate y haga alguna locura.
Vivimos alertas, atentos, vigilando el monstruo. Y así creamos mecanismos, defensas, nos aislamos, todo para que ese supuesto monstruo no salga a la luz. Cualquier cosa que nos saque del lugar seguro nos da miedo. Nos da miedo lo nuevo porque puede provocarnos cosas desconocidas. Odiamos a nuestro monstruo porque desea justamente las cosas que nos dan miedo. Queremos esconder a toda costa esa parte nuestra, esos deseos que nos inquietan. Son deseos que supuestamente no tendríamos que tener y nos esforzamos por reprimir. Son deseos que nos dan culpa, vergüenza. Deseos que van en contra de la moral, de lo que debe ser. Nos odiamos cuando nos dominan las pasionesNos odiamos cuando todos ven eso que queremos ocultar. Odiamos las fallas de seguridad, esos huecos que nos desnudan y muestran nuestras miserias. Pero la verdad es que a todos nos pasa lo mismo, todos tenemos un monstruito adentro 
¿y sabes que hay que hacer con eso? Reírse de él. Ridiculizarlo, perderle el respeto y el miedo. Reírnos de nuestras cosas oscurasAceptar quienes somos, reírnos de nuestros miedos.Ridiculizar nuestros fantasmas. Reírnos a carcajadas de nuestras miserias. Permitirnos ser quienes somos y desear lo que deseamos. Bajar las defensas, aceptar las fallas de seguridad, y dejar que Mr. Hyde salga, porque en definitiva ese monstruo es también quien somos.







QUIERO VERME EN TUS OJOS MIENTRAS RESPIRO EL AROMA DE TUS BESOS




















Me consuela saber que en la vida todo sucede por algún motivo, pero sería agradable conocerlo alguna vez.